Como introducción , es preciso delimitar adecuadamente el concepto de aprendizaje, pudiéndose
definir como el proceso a través del cual se añaden o modifican habilidades,
destrezas,
conocimientos,
conductas
o
valores a nuestra mente y que son producto de una
interacción con el medio (recordemos
que en el momento del nacimiento ya disponemos de una serie de habilidades
reflejas, esquemas conductuales y ciertas preferencias con las que la genética,
y no el aprendizaje, nos ha dotado).
Asimismo, también es conveniente aclarar que el concepto medio abarca el entorno físico
–perspectiva piagetiana-, social y cultural –perspectiva vygotskyana- del
individuo.
Podemos decir que, básicamente, el aprendizaje se inicia
con la entrada en nuestro cerebro, -órgano que asume esa funcionalidad-, de información a través del sistema sensorial
que, una vez en su interior, es procesada con el fin producir una respuesta comportamental.
Se describe a continuación cómo se materializa el
aprendizaje en nuestro cerebro.
Entrada
de información
Todo aprendizaje se inicia con
la activación de las neuronas sensoriales de entrada asociadas a dicho
estímulo. Este tipo de neuronas, denominadas de tipo aferente, constituyen el canal de comunicación de entrada del
cerebro con el exterior.
Proceso de la información
Estas neuronas aferentes, una vez activadas por la
información recibida, se comunican otro tipo de neuronas especializadas en analizar
dicha información, denominadas interneuronas
pudiendo a su vez establecer comunicación con otras interneuronas o bien con un tercer tipo denominadas eferentes, en cargadas de transmitir la
información al exterior del cerebro (órganos efectores y glándulas).
Toda la comunicación interneuronas se realiza mediante el
proceso de sinapsis, consistente en
la excitación o inhibición de la neuronas pos
sináptica –receptora- por parte de las pre
sinápticas –emisoras- a las que están conectadas por los terminales axiónicos y dendríticos, respectivamente. La excitación o inhibición
corresponde con la polaridad interna del soma
con respecto al exterior que ha sido determinado por la liberación de
neurotransmisores en el hendidura
sináptica (microespacio interneuronal)
por parte de las neuronas presinápticas;
la polaridad positiva corresponde con el estado de excitación y la negativa, con el de inhibición.
Cada aprendizaje concreto se
corresponde con una cadena de conexión interneuronal,
es decir, una red neuronal perfectamente definida asociada a un determinado
estímulo de entrada. Todos los conocimientos y habilidades adquiridas, creencias, valores, recuerdos
o razonamientos que en un momento dado podamos realizar, se encuentran
materializados en redes neuronales que a su vez, pueden compartir neuronas y
sectores de las mismas, lo que provoca la interconexión de todos los
aprendizajes y los integra en un sistema único y global.
Persistencia
y mantenimiento del aprendizaje
Un aspecto de vital
importancia es remarcar que estas redes neuronales no se establecen de forma
indefinida e invariable. De hecho, un intensa comunicación entre dos neuronas, fortalece su conexión
sináptica intensificándola al modificar anatómica y fisiológicamente sus
terminales axiónicos y dendríticos.
Otras consecuencias de un alto
nivel de activación interneuronal son la
generación de nuevas conexiones, fenómeno conocido como sinaptogénesis, y el nacimiento de nuevas neuronas o neurogénesis localizadas en dichas zonas
de intensa actividad.
El fortalecimiento de sinapsis, la sinaptogénesis y la neurogénesis
se asocian a la consolidación y/o modificación del aprendizaje, así como la
adquisición de nuevos conocimientos.
Por otra parte, una escasa o
nula comunicación desencadena un debilitamiento progresivo que concluye con la
desaparición de la sinapsis. Cabe recordar que una neurona con poca o
inexistente actividad puede está abocada a la extinción.
La desaparición y creación de
conexiones sinápticas y neuronas es
la base del aprendizaje y se mantiene durante toda la vida, aunque de forma
diferente en cada estadio, conociéndose como plasticidad neuronal o
neuroplasticidad.
Olvidar un recuerdo, concepto
o conocimiento es una consecuencia típica de una pérdida sináptica.